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¿Te has sorprendido alguna vez pensando cómo sería el trabajo de tus sueños? Es posible que te hayas planteado esta idea para evadirte después de una jornada de trabajo especialmente intensa. La buena noticia es que gran parte de ese “trabajo ideal” podría ser fácilmente alcanzable a través del rediseño de tu puesto actual.

El Job Crafting, o construcción del trabajo, es una técnica que permite dar un nuevo enfoque al puesto de empleo a través del cambio proactivo y la adaptación a la forma de ser de cada persona. En pocas palabras, supone amoldar la dinámica de trabajo diaria a las particularidades de cada empleado.

Si bien este cambio podría ser fomentado por los directivos, no es estrictamente necesario, ya que principalmente consiste en un ejercicio de autoevaluación sobre la gestión de las tareas, el tiempo y la productividad de cada uno.

Ventajas de la aplicación de Job Crafting

El Job Crafting parte de la consideración de que cada persona tiene unas características y particularidades únicas. Por ello, hay que atender a los intereses, fortalezas, debilidades y habilidades sociales para aplicar de la manera más eficiente esta técnica. Apostar por el Job Crafting tiene como resultado un mejor desempeño del equipo, de las personas a nivel individual, que estarán más motivadas con su desempeño diario y, en consecuencia, de la empresa en general, que podría mejorar los resultados. Estas son las ventajas más importantes que se obtienen al utilizar este método:

  • Devuelve el sentimiento de control sobre las decisiones personales en lugar de pensar que todo queda predefinido desde la directiva de la empresa.

     
  • Alinea los valores personales con los profesionales, redundando en un trabajo con más sentido y conectado con la satisfacción del empleado.

     
  • Incrementa el desempeño: adoptar una actitud proactiva incrementa la innovación y los resultados.

     
  • Aumenta el compromiso: al incidir en nuestros puntos fuertes y en aquello que nos gusta hacer, la satisfacción con el puesto de trabajo aumenta.

     
  • Tiende a mejorar e incentivar las actividades relacionales y el sentimiento de conexión y agradecimiento hacia los demás compañeros.

El autoconocimiento es la clave para la satisfacción

El ejercicio de reflexión personal supone el primer paso antes de aplicar cualquier técnica de Job Crafting. Es necesario realizar un análisis donde se destaque qué cosas te gustan, en qué destacas positivamente y cuáles han sido las mayores satisfacciones personales y profesionales. El objetivo de este autoanálisis es conocer las fortalezas y así definir los objetivos del plan profesional. Esto permite hacer una selección de los mejores aspectos sobre ti mismo, de manera que se optimice el trabajo realizado y la satisfacción personal. Una alternativa a este método sería aplicar un análisis DAFO propio, o hacer un estudio del perfil por competencias.

Las tres áreas del Job Crafting: task crafting, relational crafting y cognitive crafting

Desde la creación del concepto “Job Crafting” por Amy Wrzesniewski y Jane E. Dutton en 2001, esta técnica se ha ido modificando, ya que los contextos en los que se aplica son muy concretos y dependen de cada persona y cada empresa. Para hacer uso de este método de manera más efectiva, se crearon tres grandes grupos en función de los aspectos personales que se quieren reforzar:

  • Task Crafting: en base a las aptitudes personales de cada profesional, se modifican las responsabilidades habituales adaptándolas a sus capacidades. De esta forma, se consigue optimizar la jornada laboral mejorando la productividad y reduciendo el esfuerzo y tiempo requerido en cada tarea.

     
  • Relational Crafting: incide sobre la manera en la que los profesionales interactúan con las personas de su entorno laboral. Se consigue ser más consciente de los impactos positivos o negativos que se generan al comunicarse con los demás. Cuando hay una incidencia positiva, la satisfacción del trabajo mejora.

     
  • Cognitive Crafting: hace referencia a cómo se perciben las tareas y las relaciones derivadas del trabajo. Ayuda a dejar de verlas como una labor prosaica, rutinaria y cerrada ante cualquier cambio potencial pasando a ser un campo abierto donde encontrar la satisfacción y contribuir a causas importantes.

Una herramienta para atraer y fidelizar al talento

La fidelización de un profesional requiere, en gran medida, que su estancia y participación en la empresa sea lo más satisfactoria posible, y la consecución de este objetivo es fácilmente alcanzable a través de la aplicación de técnicas de Job Crafting. Las nuevas generaciones de profesionales ya no buscan únicamente un trabajo con unas condiciones salariales que les permitan vivir holgadamente, necesitan algo más; necesitan realización personal, motivación, desarrollar sus inquietudes y explotar sus aptitudes positivas. Sentirse parte de un todo es una de las necesidades básicas.

El camino hacia la fidelización, además de ser un ejercicio personal, también es responsabilidad de las empresas. Aquí es donde entra en juego el employer branding, que se configura como una tarea complementaria al Job Crafting para facilitar la fidelización de talento. Poner en marcha políticas internas como el trabajo a distancia, aumentar la presencia en redes sociales internas o prescindir de las jerarquías, favorecen la conciliación del equipo y el work-life balance tan apreciado entre los jóvenes talentos.

A la hora de afrontar cada situación particular con eficacia, los directivos deben transmitir a los profesionales que el impacto de sus tareas como integrantes individuales tienen importancia global, y para conseguir esto es recomendable:

  • Rediseñar los puestos: mejorar las condiciones evitando los trabajos rutinarios y generando la percepción de que el desempeño de las funciones tiene un fuerte impacto sobre la empresa. Mediante esta reinvención y evitando que sea concebido como una rutina desmotivadora se añade dinamismo y hace la jornada más enriquecedora.

     
  • Crear puestos personalizados: consensuar personalmente la adecuación de un lugar y unas tareas diferentes de manera que se asemeje al trabajo ideal que cada uno tiene en mente. Este proceso no requiere de grandes cambios; a veces, modificando pequeños detalles que mejoren la percepción del puesto o las tareas, se consiguen buenos resultados.
  • La ruptura por parte de las empresas con los esquemas organizativos tradicionales puede ser convulsa y arriesgada en algunos casos, incluso puede haber empresas en las que implementar el Job Crafting sea muy difícil. No obstante, esta estrategia debe ser concebida como una inversión de futuro que permita mejorar tanto las condiciones personales de los profesionales como la productividad e imagen de la empresa.

Los nuevos talentos que se incorporan al mundo laboral serán los encargados de marcar la tendencia de este tipo de estrategias al organigrama habitual de las organizaciones.

 Y tú, ¿quieres transformar tu puesto de trabajo?