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Por Rita González, CEO de Randstad Chile

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la desocupación a nivel nacional llegó a 6,4% en el trimestre móvil agosto-octubre, cuatro décimas menos que en el periodo previo y una más que hace un año, cifras que en medio de una economía desacelerada deberían entregar cierta tranquilidad al empresariado, considerando que las proyecciones eran de 8%.

En vez de eso, y en vista de que el 98% de los trabajos creados en el último trimestre fueron por cuenta propia, se habla de que el mercado laboral continúa deteriorándose y enviando señales negativas. Sin embargo, frente a este escenario podemos observar dos realidades: personas que se emplean por cuenta propia luego de una desvinculación, sin contrato de trabajo ni protección social, recibiendo bajos ingresos y desarrollando actividades en casas o derechamente en la calle (38%); y una más favorable, el emprendimiento, tendencia que toma cada vez más fuerza en Chile.



Me refiero a la “economía concierto”, en la cual la fuerza laboral se mueve de una organización a otra prestando su asesoría y las compañías, ante la necesidad de disminuir los costos y aumentar la eficiencia, han amparado el nacimiento de un nuevo tipo de empleado, aquel con el deseo de mantener un óptimo equilibrio entre trabajo y vida personal. De hecho, un estudio de MBO Partners predice que en 2019 casi 40 millones de personas en el mundo serán independientes a tiempo completo o proporcionarán servicios de consultoría a tiempo parcial, cifra que representa un promedio de tasa de crecimiento anual del 6% en los próximos cuatro años. Incluso hoy mismo, muchos talentos han optado por emprender y no tener la obligación de estar todo el día al interior de una oficina.



Y nuestro país no es ajeno a esta realidad. Según el World Economic Forum, Chile es el país con la tasa más alta de innovación en la fase temprana de emprendimientos en el mundo, superando incluso a las economías europeas más competitivas como Alemania, Suiza, Suecia, Finlandia o Noruega; Esto significa que las compañías de todo el mundo deberán modificar su forma de pensar sobre el empleo y cómo conseguir a los mejores talentos del mercado. 

Hoy en día, lo importante es tener presente que las distintas modalidades de trabajo son válidas. Eso sí, los que damos forma al mundo del empleo tenemos que velar porque las condiciones laborales, de seguridad y salud de las personas estén siempre dentro del marco de la legalidad. Y es un trabajo que tiene que ser abordado por el empresariado y las compañías de externalización de servicios en conjunto con el trabajador.