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El actual escenario económico y su consiguiente repercusión en el mercado laboral a través de despidos masivos, recortes presupuestarios, congelación de beneficios, paralización de proyectos y estancamiento de nuevas contrataciones, entre otros, sin duda ha generado un clima de incertidumbre en las compañías y sus trabajadores. A pesar de que existen teorías que hablan de la responsabilidad del individuo por auto motivarse, las organizaciones deben tener una figura que conecte a las personas con el propósito de su trabajo y en esto el papel de los managers  es crucial. En este contexto y, de acuerdo al estudio Tendencias anuales en sueldos, beneficios y lugares de trabajo 2016 de Randstad, la opción “motivar e inspirar a los demás” ocupa el primer lugar entre las 3 competencias más importantes que debe tener un gerente, con 74% de las menciones.



Así, más allá de su rol directivo, los managers  son clave en la consecución de los objetivos de la empresa en cuanto a lo trascendental que resulta su influencia en el comportamiento y actitudes de su equipo. En este sentido, gran porcentaje de su tiempo debe destinarse a ayudar a los colaboradores a comprender cómo su trabajo impacta en los resultados de la empresa y de qué manera su talento y esfuerzo diario contribuyen a llevar a cabo la misión corporativa y la estrategia del negocio. De esta forma, se genera sentido de pertenencia, lealtad e identidad organizacional y, al mismo tiempo, disminuyen los costos que implica tener altos índices de rotación voluntaria. En otras palabras, "inspirar fomenta la comunicación entre el líder y su equipo, suscitando un ambiente de confianza en la organización, base para la creación de excelentes lugares de trabajo.



De acuerdo a la investigación, el segundo lugar entre las 3 competencias más importantes en un líder, lo ocupa la “capacidad de adaptación a las cambiantes demandas del negocio”, con 65%; sobre todo considerando que las compañías están altamente expuestas a los vaivenes del mercado. Esto significa que ante un escenario complejo, un gerente debe ser suficientemente competente para adaptarse al nuevo contexto, dándole sentido al nuevo enfoque y, logrando, no solo adhesión sino que el compromiso de su equipo. 



Por último, en la tercera posición se encuentra “tener visión de futuro”, competencia que tiene relación con la anterior, puesto que frente a un entorno variable solo sobreviven aquellas empresas que saben adaptarse a los cambios con rapidez. Un gerente con esta habilidad desarrollada se caracteriza por su capacidad de ir por delante y prever los movimientos del sector, analizar tendencias, y con esto, tomar medidas oportunas para que la compañía se ubique siempre en la primera línea. Ser capaz de tomar la iniciativa constituye una ventaja competitiva que hace posible que la empresa gane posiciones y vaya a la vanguardia, tanto en técnicas relacionadas con la venta y el negocio, como en asuntos corporativos que son fundamentales para el éxito, como el tratamiento de la marca, por ejemplo. Sin embargo, debe ser un futuro que busque el bien de la organización, pero también el de cada uno de sus empleados, ya que si no fuera así, un líder difícilmente conseguiría el respaldo del grupo, y sin este respaldo difícilmente podría alcanzar sus objetivos.