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¿Alguna vez has probado a organizar las cosas que necesitas según la prioridad que éstas tienen para ti? Hace más de 70 años, un psicólogo estadounidense sugirió una organización, por escalafones, de todas nuestras necesidades. Esta organización se popularizó bajo el nombre de Pirámide de Maslow. 



La Pirámide de Maslow​ es una teoría psicológica formulada en 1943 por Abraham Maslow en su obra “Una teoría sobre la motivación humana”, en la que argumenta que todas nuestras acciones están dirigidas a satisfacer ciertas necesidades. Según el psicólogo, existen distintos niveles de prioridades, jerarquizados, para cada una de ellas.



Primero, existen las más básicas para el ser humano: las relacionadas con la supervivencia (base de la pirámide). Una vez alcanzadas las básicas, hay que ascender y desarrollar necesidades más elevadas.  Finalmente, la autorrealización será el máximo objetivo a alcanzar (cúspide de la pirámide). 



La pirámide que imagina Maslow se divide en 5 niveles, uno para cada tipo de necesidad: 

  • Fisiológicas: cuestiones básicas de supervivencia, como la comida, una fuente de ingresos estable o un hogar.
  • Seguridad: son necesarias para vivir, pero a un nivel distinto de las anteriores. Están orientadas a la seguridad personal: un lugar de trabajo seguro, pensiones o seguro médico.
  • Afiliación: son las que tienen que ver con las relaciones interpersonales, es decir, con lo emocional y lo social. Las personas buscan estar integradas en la sociedad, mantener buenas relaciones con las personas que le rodean y sentirse parte de un grupo.
  • Reconocimiento: las personas buscan el reconocimiento tanto de ellas mismas como de los demás. La amistad, la familia o la pareja son esos elementos indispensables para sentirse aceptado socialmente y poder, con confianza, avanzar hacia la autorrealización. 
  • Autorrealización: es la cúspide de la pirámide. Está relacionado directamente con el crecimiento personal. Una persona encontrará un sentido a su vida desarrollando una actividad, siempre que las necesidades anteriores estén cubiertas. 

La teoría y su relación con el mundo laboral

La teoría de Maslow se puede aplicar fácilmente al entorno del trabajo. Para un empleado, el camino comienza cuando las necesidades de orden inferior (fisiología y seguridad) están cubiertas. 

Por regla general, cuando una persona quiere trabajar, va a estar muy preocupada por recibir un salario. Pero no solo necesitará de su empresa una fuente de ingresos; la compañía debe proporcionar unas condiciones y un lugar para poder cumplir sus labores, como una oficina, o unas instalaciones para comer y/o descansar (necesidades fisiológicas).



Cuando estas primeras necesidades estén cubiertas, el trabajador se ocupará de contar con ciertos recursos fijos y de un ambiente laboral seguro y estable (seguridad).  Por un lado, el empleado querrá acceder a una vida saludable; disponer, por ejemplo, de determinadas garantías en prevención de riesgos y seguridad laboral. Además, buscará y se mantendrá en su trabajo según la estabilidad financiera de la empresa, su consolidación en el sector y la confianza que transmita la gerencia hacia fuera -mercado- y hacia dentro -trabajadores-. El empleado, por tanto, orientará sus decisiones a encontrar desarrollos profesionales sólidos y que protejan sus intereses.



Una vez alcanzadas estos niveles básicos, el empleado va a querer satisfacer sus necesidades de afiliación. Las relaciones interpersonales en el trabajo son necesarias y efectivas. Si la empresa potencia la cooperación entre trabajadores, aumentará el rendimiento y generará un buen clima laboral. La comunicación a la hora de gestionar los planes de la empresa es importante; los empleados deben sentirse tenidos en cuenta para fomentar un sentimiento de pertenencia.



El empleado, posteriormente, desarrollará nuevas motivaciones y buscará ser exitoso en su trabajo, es decir: luchará por el reconocimiento de su labor. Si la empresa y sus compañeros reconocen el mérito de su trabajo, el trabajador aumentará su confianza. Tanto la imagen que tiene el resto como la que tiene él de sí mismo será positiva y reforzará su personalidad, llevándolo en una sola dirección posible: hacia el éxito.



En el último nivel a alcanzar, el de la autorrealización, la persona querrá prosperar a nivel personal, y para ello debe ser un experto en lo que hace. Puede que necesite un trabajo difícil o un entorno menos supervisado en el que desarrollar su creatividad y gestionar los problemas a su manera. La empresa consciente de que el empleado puede promover y crear ideas para mejorar el negocio le proporcionará la situación adecuada, liberando el potencial del trabajador.



Distintos perfiles, distintas necesidades

Desde su publicación, la teoría de Maslow ha tenido mucho éxito en múltiples ámbitos como la publicidad o el marketing, pero también ha sido criticada, matizada y completada a lo largo de los años. 



Según distintos expertos, Maslow no tuvo en cuenta algunas variables y evidencias. El estudio de Randstad España denominado “Employer Branding. Cuando la percepción puede convertirse en realidad”, por ejemplo, señala que el género, la edad y el nivel de estudios son también factores determinantes que hacen variar el orden de prioridad de las necesidades:

  • Las mujeres buscan un mejor ambiente u organizaciones más flexibles, mientras que los hombres necesitan más formación o estabilidad económica.
  • Los universitarios consideran una prioridad conocer el contenido y las funciones concretas del puesto o las posibilidades de conciliación, mientras que los menos formados sí que valoran mucho la seguridad laboral o optar a programas de capacitación.
  • Los jóvenes prefieren tener un buen plan de formación y oportunidades de carrera internacionales, mientras que los mayores de 45 años valoran más la seguridad laboral y la estabilidad económica.

Establecer un sistema de necesidades puede ayudar a organizarse mejor y alcanzar objetivos de forma más directa y satisfactoria. 

¿Cuáles son tus prioridades? ¡Queremos conocer tu opinión!