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Para nadie es una sorpresa que el mundo económico y, por tanto, laboral está en constante evolución, lo que ha obligado a profesionales de todas las industrias a desarrollar sus habilidades blandas, de comunicación y liderazgo. En muchas oportunidades es el factor decisivo en un proceso de selección o de desarrollo. En este contexto de adaptación y mejora continua la necesidad de contar con directivos cualificados es imperativa para la competitividad del negocio. Es por ese motivo que el ‘coaching’​ se convirtió en pieza importante del proceso de crecimiento y formación al interior de las empresas.

Pero ¿qué es el realmente el ‘coaching’?

Se trata de una metodología emergente cuya función es conseguir, a través del aprendizaje, el desarrollo del profesional. Mediante esta técnica se optimizan su evolución, sus objetivos y sus capacidades. Todo ello conducirá a la aparición de nuevas aptitudes de liderazgo.

 Un buen líder tiene que ser capaz de comunicar, demostrar un compromiso continuo y siempre asumir las responsabilidades. Tener poder de convicción a través de una buena argumentación, ser capaz de reconocer el liderazgo en otras personas y apostar por ideas de su equipo de trabajo son sus facultades. Ser un gran directivo es un oficio. 

Hay quien no nace con estas capacidades pero puede aprenderlas a través de la experiencia del ‘coach’. Cualquier persona que haya experimentado una transformación que le ha llevado a ser un líder en su entorno puede ser un ‘coach’ en potencia y enseñar y guiar a otros que necesiten desarrollar esas capacidades de liderazgo. 

Thomas Leonard, considerado por muchos el padre de esta técnica moderna, definió al ‘coach’ como un socio en el logro de objetivos, un acompañante en la generación de cambios y un guía en el desarrollo personal. Psicólogos, orientadores, educadores,… todos ellos ‘coaches’ en potencia, han propiciado la aparición de líderes en diversos campos (educativo, deportivo, entre otros). Y es que las funciones de un ‘coach’ son muy diversas. En primer lugar, lleva a cabo un “entrenamiento ejecutivo”, es decir, un proceso en el que aporta la confianza necesaria al trabajador, le acompaña en su evolución y le aconseja a través de un ‘feedback’ continuo fundamentado en su conocimiento y experiencia previa. 

Su papel más importante quizás sea el de convertir a un trabajador inseguro y desmotivado en un directivo seguro de sí mismo y con grandes competencias a nivel personal y en equipo, que sea capaz de gestionar sus emociones y fomentar un buen ambiente de trabajo. Son estas capacidades las que empujarán a cualquier empleado a convertirse en un líder dentro de la empresa. 

La autoestima y las nuevas capacidades de liderazgo asentadas sobre una base sólida, propiciarán a su vez un mayor rendimiento y productividad empresarial. 

Y tú ¿crees qué valor le das al ‘coaching’?