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Debido al aumento explosivo que ha tenido el teletrabajo en Chile y el mundo a raíz de la emergencia sanitaria global, un prestigioso medio nacional entrevistó a Felipe Lagos, director de Randstad Professionals, con el objetivo de conocer cuáles han sido los impactos positivos y negativos de esta modalidad de trabajo, implementada en medio de la crisis. Asimismo, conversó sobre la posibilidad que tienen las diferentes industrias de poner en marcha el home office y cómo se están preparando los rubros a los que les resulta más complejo, especialmente el productivo. Lee más sobre la ley de teletrabajo y accidentes laborales

1. ¿Cuáles son los impactos positivos y/o negativos que hasta el momento se han podido observar en Chile con el teletrabajo, considerando que se está implementando en un contexto “anormal”? 



Antes de responder tu pregunta, vale la pena revisar si tenemos datos respecto a los beneficios del home office bajo condiciones de normalidad. En este sentido, en 2019, Randstad realizó una encuesta a más de 440 compañías de diferentes tamaños e industrias, con el fin de evaluar el número de organizaciones que tenían implementado teletrabajo en Chile y las ventajas asociadas al mismo. Así, la investigación arrojó que, en ese momento, 31% de las firmas había incorporado esta práctica de manera permanente y que los principales beneficios observados por los líderes de capital humano eran: mayor equilibrio vida laboral-familiar, con 23%; más capacidad para atraer y retener talento y aumento de los índices de productividad, ambas opciones con 17%; reducción de los costos, tanto para la compañía como para el empleado, con 16%; impulso del uso de nuevas tecnología (11%); reducción del absentismo (8%); promoción de la inclusión (5%); y reducción de la rotación (3%).



Sin embargo, no cabe duda que hoy las prioridades han cambiado y que el impacto más relevante de esta modalidad tiene relación con la posibilidad de resguardar la salud de los trabajadores y sus familias, además de poder mantener activa la operación de algunos sectores en medio de una situación de emergencia, evitando que el mercado laboral se resienta aún más. Y es que si bien hay un porcentaje importante de trabajadores que están realizando sus funciones desde casa, es indudable que se encuentran enfrentando situaciones de estrés, como el cuidado y la educación de los hijos, las labores del hogar, la dificultad de abastecerse de alimentos y medicinas durante una cuarentena, la preocupación por la salud de sus seres queridos; aparte de la presión laboral y en mucho casos el miedo a perder el empleo. Esto sin considerar otros factores, como que el espacio para que conviva toda la familia sea el adecuado y que tengan acceso a una buena conexión de internet para sobrellevar todo lo anterior.

2. ¿Pueden ser impactos que podrían perdurar cuando la crisis se haya acabado?



No, puesto que el escenario va a ser diferente una vez pasada la crisis. Como esta práctica se puso en marcha abruptamente; aumentando 17 veces entre la fase 1 y 4 de contagio; las firmas que no se sentían preparadas para implementarla tuvieron que desarrollar modelos adaptados e ir aprendiendo en la práctica. De esta forma, hoy cada vez más organizaciones han comenzado a trabajar con documentos clave en la nube u otra plataforma desde donde se pueda acceder de cualquier lugar y dispositivo con cuentas de usuario corporativas; especialmente a sistemas de gestión internos para procesos críticos del negocio, como el pago de nóminas y facturación; aparte, las firmas que no tenían un Plan de Continuidad de Negocio ante emergencias o desastres naturales, lo han comenzado a desarrollar; todas iniciativas tremendamente positivas y que han generado un entorno empresarial más propicio para el home office, sobre todo cuando la crisis sanitaria haya pasado. Eso sí, no hay que olvidar que uno de los grandes desafíos de esta nueva forma de trabajar es contar con la seguridad informática suficiente, una aspecto que también deben tener en cuenta las compañías para que esto sea sostenible a lo largo del tiempo. Revisa sobre teletrabajo y productividad ¿cómo no bajar este indicador?

3. En esa misma línea, ¿cuál es el potencial real que tiene el teletrabajo en Chile y qué beneficios nos podría traer en términos de productividad y competitividad? 



Tendrá potencial en la medida de que las organizaciones tomen las medidas necesarias para resguardar la seguridad de la información y no descuidar indicadores clave, como la productividad. En cuanto al primer punto, hay que tener en cuenta que la gran circulación de datos en la red puede dar lugar a ciberataques, por lo tanto, para que funcione correctamente, debe existir una infraestructura adecuada, además de sistemas informáticos con un rol protagonista en las políticas de protección de datos. De hecho, de acuerdo al estudio de Randstad realizado al inicio de la fase 4 de contagio, 53% de los encuestados reconoce que su organización tiene nula o intermedia capacidad para realizar teletrabajo, lo que deja de manifiesto que aún queda camino por recorrer en este sentido. En relación al segundo punto, es imprescindible establecer indicadores de rendimiento que sean monitoreados por las jefaturas, con el objetivo de no perder de vista el desempeño y la productividad de los colaboradores.



Por último, hay que tener presente que la fuerza laboral está cambiando y que promover formas de trabajo como el home office es fundamental para que las compañías se mantengan competitivas a ojos de los candidatos, especialmente de los más jóvenes. Y es que todas las medidas que vayan en dirección a aumentar la flexibilidad, ya sea en la jornada horaria, en el tipo de contrato o en la modalidad de desempeñar las funciones, no solo son positivas en este aspecto, sino que también influyen en la satisfacción de los empleados y en su nivel de motivación y compromiso con la empresa, lo que eventualmente repercute en los indicadores de producción, siempre y cuando sean prácticas que vayan acompañadas de una estrategia en cuanto al seguimiento del desempeño por parte de las organizaciones. Esto se puede hacer a través del establecimiento de objetivos y evaluaciones periódicas para chequear el nivel de cumplimiento de los KPI´s estipulados.

4. Según un estudio reciente de Randstad, las áreas que lideran la puesta en marcha de teletrabajo son Finanzas y Recursos Humanos, ambas con 17%; seguidas por Ventas y Marketing, cada una con 12%; luego por Tecnología (9%). ¿Qué pasa con otros sectores como el agropecuario, minería, manufactura, construcción, transporte o servicios, que no pueden sumarse a esto por la naturaleza de sus actividades?



Hay que tener en cuenta que la naturaleza cada rubro y departamento es diferente, por ende, no todos tienen la misma capacidad o posibilidad de desempeñar sus funciones desde el hogar. En estos casos, no solo se trata de buena voluntad por parte del empleador, porque para las compañías no es fácil encontrar el equilibrio justo entre resguardar la salud de su personal, tener la capacidad de generar los ingresos suficientes para poder pagar sus sueldos y, al mismo tiempo, no tener que recurrir a despidos u otras medidas que puedan tener un impacto negativo en el mercado laboral. Igualmente, hoy la mayoría de las firmas ha decretado home office para una o más áreas de su empresa y si hay departamentos o industrias que deban seguir físicamente en la operación, la compañía debe proveer todos los recursos y herramientas a los trabajadores, de manera de evitar o minimizar el riesgo de contagio, siendo empáticos y entendiendo la realidad de cada uno, lo que está pasando en sus casas, con hijos sin sala cuna o colegio, y la situación de salud de sus familiares cercanos.

5. ¿Cómo evalúa en el mediano y largo plazo la adaptación de estos sectores a la nueva realidad mundial? ¿podrán reinventarse de alguna manera o aplicar esta modalidad en algunas áreas puntuales?



Creo que es complicado que esas industrias puedan implementar teletrabajo, al menos sus departamentos de operaciones y producción, debido a que éstos dependen de la mano de obra de su gente. Igualmente, ante emergencias como la que estamos atravesando y con el objetivo de proteger la salud de sus empleados sin bajar la producción, empresas del rubro minero, por ejemplo, han repotenciado y acelerado la automatización. Cuando surge este tema, se ve que aún existe temor por el reemplazo del hombre por la máquina, no obstante, de acuerdo al Flexibility@Work 2019, investigación encargada por Randstad a la Boston University y la Universidad de Utrecht, la automatización realmente tendrá un efecto neto positivo en el mercado laboral, siendo probable que las tecnologías avanzadas aumenten el empleo en alrededor del 0,5% anual. Al respecto, vale la pena reconocer que estos nuevos puestos de trabajo no serán los mismos que los de hoy y requerirán habilidades diferentes.



En este sentido, si bien la demanda de skills STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) ha tenido un incremento importante durante los últimos años, también existe evidencia de que las solicitudes de perfiles con competencias blandas, como análisis de datos, capacidad de toma de decisiones, solución de problemas, pensamiento creativo y comunicación efectiva, ha ido en aumento, ya que son las que impiden que las personas sean reemplazadas por robots. Al mismo tiempo, y de manera crucial, es ineludible preparar el sistema educativo para las ocupaciones del siglo XXI; aparte de crear asociaciones público-privadas, con el objetivo de conectar el mundo del trabajo con el de la academia, permitiendo tener un nexo entre los requerimientos de las empresas y la oferta de profesionales. Esta es la reinvención que debe sufrir el mercado laboral, un camino largo, pero del que debemos ser parte todos los actores de la sociedad. Te dejamos el artículo home office, más allá de situaciones de emergencia.

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Estudio teletrabajo y coronavirus_chile2020

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