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Henri Fayol

El economista y teórico de la administración, del S.XIX propone 14 pautas con las que optimizar la organización en los procesos administrativos.

La organización de las empresas es trascendental ya que permite estructurar el trabajo, simplificarlo y maximizar los recursos. Si el objetivo está bien definido y se cumplen cualidades como el orden, la planificación y el liderazgo, el éxito en la gestión empresarial está asegurado.

Grandes multinacionales se rigen por las ideas de Fayol, pero ¿en qué consiste exactamente esta doctrina?

Los 14 principios de Fayol

Henri Fayol, gran teórico de la administración, desarrolló 14 principios con los que llevar a cabo una una óptima gestión de los procesos administrativos de una empresa (planificación, organización, dirección y control), mejorando así los índices de eficiencia:

1. Unidad de mando. Todo empleado debe responder a un solo superior para evitar conflicto con otras líneas de mando.

2. Autoridad. Con la correspondiente responsabilidad, la persona encargada de gestionar un equipo debe responder ante sus decisiones y ser capaz de señalar las directrices a seguir y lograr que se cumplan.

3. Unidad de dirección. Cada persona de la organización debe trabajar a favor de unos objetivos comunes, con la finalidad de asegurar unidad y coordinación empresarial.

4. Centralización. Se refiere a delegar tareas al equipo, consiguiendo que cada actividad sea supervisada por una persona distinta. Así, cuanto más grande sea la empresa, menor será la centralización de responsabilidades sobre un solo trabajador.

5. Subordinación del interés particular al general. En primer lugar, la prioridad es para los intereses de la organización y, en segundo lugar, los personales.

6. Disciplina. Los profesionales de la organización deben respetar las reglas de la empresa.

7. División del trabajo. Impulsa la especialización de cada miembro, fomentando la eficiencia de la organización.

8. Orden. En relación con la especialización, las personas han de ocupar el puesto más adecuado para ellas. También el material debe encontrarse en el momento adecuado y en el lugar correcto. Así, se consigue una mejor organización y se evitan pérdidas de tiempo.

9. Jerarquía. La cadena de organización debe estar estructurada en niveles de autoridad, en cadena de mando. De este modo, todos los trabajadores mantendrán informados a los niveles superiores de su actividad.

10. Remuneración. La retribución de los profesionales debe ser acorde al trabajo realizado, compartiéndose los beneficios de la empresa de una forma justa para todas las partes.

11. Equidad. Un trato igualitario para todos los profesionales, ya sean de mayor o menor rango. La lealtad, la bondad y la justicia han de ser cualidades que destaquen tanto en los superiores con en los empleados.

12. Estabilidad. Para que la empresa funcione eficientemente, los empleados necesitan mantener su puesto durante el tiempo suficiente para adaptarse y sentirse seguros. Por tanto, resulta conveniente evitar las excesivas rotaciones de puestos de trabajo para respetar la curva de aprendizaje.

13. Iniciativa. Motivar y estimular a las personas de la organización para llevar a cabo sus tareas y fortalecer la empresa.

14. Trabajo en equipo. La unión del personal y el trabajo colaborativo hace que mejore el ambiente laboral y que los empleados se sientan parte de la organización.

Consejos para aplicar los principios de Fayol

Para llevar estos principios a la práctica, el teórico Fayol propone las siguientes prácticas:

  • Planificación: es decir, ser capaz de pronosticar el futuro y, por tanto, estar preparado para ejecutar el plan de acción acordado.
  • Organización: los organigramas son una gran herramienta a la hora de planificar la estructura de una empresa, ya que esquematizan las relaciones jerárquicas, quedando claramente reflejada la unión entre las diferentes personas.
  • Dirección empresarial: es necesaria una buena dirección para guiar y orientar correctamente a los profesionales que forman parte del equipo. Saber elegir a un dirigente o asignar tareas a las personas adecuadas son las principales características para obtener un liderazgo eficiente.
  • Coordinación: ayuda a crear cordialidad y entendimiento y agiliza los procesos de la empresa. Contar con un buen equipo de profesionales bien coordinados marca la diferencia.

Siguiendo esta doctrina, las empresas logran mejorar la eficiencia y formar una línea de jerarquización y orden que maximiza el potencial de la compañía. Además, gracias a este tipo de administración, consiguen una alta producción de ingresos y atraen al talento adecuado.

El fayolismo resulta muy útil para optimizar el trabajo. La clave es saber dirigir un equipo de manera honesta, pero con disciplina y organización. Reconocer la importancia de la estructura administrativa de la compañía es lo que da valor al conjunto empresarial y lo que hace de este un gran equipo de trabajo.

Y tú, ¿crees que es práctica esta metodología de gestión de una empresa?