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¿Alguna vez has sentido la necesidad de generar un cambio en tu carrera profesional? Frecuentemente, dar el primer paso no siempre resulta fácil, sobre todo cuando se trata de decisiones importantes, como aquellas relacionadas con el ámbito laboral.

 

Sin embargo, de acuerdo a la última edición del Workmonitor, estudio de tendencias de Randstad; a los chilenos les está costando cada vez menos tomar este tipo de determinaciones, ya que la rotación en Chile alcanzó 26,7% durante el primer trimestre de 2019, un alza de 5,2 puntos porcentuales (pp.) respecto al periodo inmediatamente anterior (21,5%) y de 4,2 pp. en un año. Este incremento fue impulsado por los trabajadores más jóvenes, debido a que si observamos los rangos etarios, quienes más se movieron fueron las personas entre 18 y 24 años (38%), seguidas por las de 25 a 34 (36,8%).  Pero, ¿por qué cambiar de empleador?



Según la investigación, el principal gatillador en Chile es mejorar las actuales condiciones de empleo, con 37% de las preferencias. Al respecto, Carlos Espinoza, branch manager de Randstad, sostiene que esto tiene relación con temas netamente monetarios, como conseguir un incremento salarial o nuevos tipos de compensaciones; o con ítems más blandos, como tener mayor flexibilidad horaria, opciones de home office, mejores beneficios o estar más cerca del lugar de trabajo, aumentando la calidad de vida, entre otros.

 

“Es normal que los profesionales estén constantemente buscando oportunidades para crecer, sobre todo en cuanto a renta, ya que el sueldo delimita la cantidad de necesidades que el trabajador podrá satisfacer y determina su capacidad de proyección financiera; por lo tanto, exige que sea el reflejo de su nivel de preparación, experiencia y conocimientos. En este sentido, si una persona recibe una oferta que incremente su poder adquisitivo, por lo general, tenderá a cambiarse sin pensarlo demasiado, sobre todo si el aumento es sustancial”, dice.



De acuerdo el estudio, en la segunda ubicación del ranking de causas de la rotación laboral se encuentra la ambición personal por desempeñarse en un campo específico del conocimiento, con 21%, lo que según indica el ejecutivo de la multinacional es un factor más intrínseco, porque tiene que ver netamente con las preferencias del trabajador.

 

“Existen personas que toda la vida han querido ocuparse en una industria en particular o que desde que salen de la universidad e inician su carrera profesional, se proyectan empleándose en cierto rubro, por lo tanto, se cambian apenas aparece esa oportunidad, a pesar de que muchas veces tengan que sacrificar beneficios. Es una resolución bastante más impulsiva y conlleva menos análisis por parte de los candidatos”, asegura el experto.

 

En la tercera posición se ubica el deseo individual por dar un giro en el rumbo profesional, con 16%; mientras que en el cuarto lugar están las circunstancias organizacionales, con 15%; “lo que se gatilla cuando la empresa no está creciendo al ritmo esperado o está pasando por un momento financieramente complicado, una situación que genera incomodidad en los trabajadores, por miedo a perder su empleo o por las pocas proyecciones de crecimiento que se pudiesen dar allí”, explica Carlos.

 

Inmediatamente después, vienen las intenciones de liderar un área en particular y las circunstancias personales, ambas opciones con 11% de las menciones; mientras que el disgusto con el empleador actual (7%) y la desaprobación de la jefatura con el trabajador (2%), ocupan las últimas posiciones.



Una vez detalladas las causas que invitan al cambio, es interesante analizar qué ventajas se presentan cuando la decisión ya está tomada. “Por ejemplo, llegar a un lugar nuevo ayuda a mantenerse activo, atento y, en gran medida, participativo. O, lo que es lo mismo, contribuye a que los empleados recuperen la motivación y la iniciativa”, grafica el experto.

 

Asimismo, cambiar de trabajo es una oportunidad para seguir aprendiendo y desarrollando aptitudes, con el consiguiente aumento de autoestima y la satisfacción personal; aparte que la flexibilidad generada en las personas que se han ido moviendo de empresa se convierte en un factor diferencial respecto de los trabajadores que han permanecido vinculados durante muchas años a la misma compañía, enfatiza. Sin embargo, aclara que hay que tener en cuenta la frecuencia del cambio, ya que si bien las organizaciones aprecian los perfiles dinámicos, también valoran la fidelidad y el compromiso.



“En un mundo laboral dinámico, cambiante y exigente, las empresas dan importancia a la multiplicidad de habilidades y a la capacidad de adaptación, lo cual queda de manifiesto en personas que han participado en diversos proyectos y realizado diferentes labores, pero estas características también se pueden desarrollar trabajando en una misma compañía.

 

Esto proporciona capacidad analítica y visión organizaciones -que una persona recién llegada aún no ha madurado- por lo que favorece la orientación de las labores a la obtención de los resultados de la propia organización”, concluye. 

 

 

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