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Sin mercancía no hay ventas. Partiendo de esta base no hace falta recalcar lo necesario que resulta mantener los puntos de venta con los productos pertinentes, con el fin de que el consumidor siempre encuentre lo que ha venido a buscar al establecimiento. Sin embargo, la realidad es que muchas veces se producen roturas de stock.

Aunque no hay ninguna norma cerrada que explique por qué se producen, sí se pueden identificar una serie de aspectos que la provocan:

  • Previsión de ventas errónea: si no se planifica la demanda adecuadamente, el resultado es la falta de producto en los lineales. Las razones de la mala organización van desde la falta de automatización de los pedidos a la deficiencia de coordinación entre mandos y departamentos.
  • Error de stock: puede darse que el sistema informático informe erróneamente que hay disponibilidad de un artículo, cuando no lo hay, provocando que no se haga pedido de ese producto. Por ello, es importante formar bien a los equipos para que comprueben que los stocks están regulados.
  • Retrasos: los proveedores no pueden cumplir, por diversos motivos, con el calendario de entregas y el producto no llega a tiempo para ser expuesto.

La formación como antídoto

Los departamentos de Recursos Humanos son cada vez más conscientes de la importancia de la formación interna, sobre todo en temas de gestión y nuevas tecnologías. Así, y con el fin de solventar la rotura de stock, los cursos formativos van dirigidos, generalmente y de forma periódica, a mandos intermedios y personal que trabaja directamente en tienda. Para conseguir un alto nivel de efectividad de los mismos, el departamento de Recursos Humanos ha de realizar una detección previa de los fallos que se producen para poder plantear el temario a seguir y focalizar la atención hacia los aspectos más sensibles a corregir.

Incidencias más comunes:

  • Errónea adaptación del correspondiente planograma a la tienda
  • Falta de precisión en el inventario
  • Errores en picking
  • Mal uso del programa informático de pedidos
  • Deficiente organización en los pedidos
  • Escaso contacto con los proveedores
  • Equipo de tienda desmotivado

Soluciones técnicas a las incidencias

En primer lugar, tener un buen programa informático que se adecue a la organización del centro es fundamental para llevar al día la contabilización de la mercancía, y así saber con el máximo detalle posible la cifra de venta. Además, cuando un cliente no encuentra el producto que busca, no solo afecta directamente a las ganancias, sino también a la imagen del establecimiento.

El problema puede reducirse considerablemente con una plataforma tecnológica. Sin embargo, ha de ser un empleado el que ha de entender el funcionamiento y uso de la herramienta para considerarla efectiva, por lo que la formación en este ámbito de los responsables que gestionan el stock es básica.



En segundo lugar, en los puntos de venta que no existe un sistema automatizado, especialmente en lo que se refiere a venta al detalle, se depende de las visitas de los comerciales para hacer nuevos pedidos. La relación con los comerciales ha de ser directa y a la menor brevedad. Para ello, es necesario fomentar un canal de comunicación y una relación profesional productiva.

Equipo motivado, resultados exitosos

Los departamentos de Recursos Humanos han de hacer hincapié en la importancia de la formación que permite un buen control diario del stock. Los establecimientos se abastecen y vacían continuamente, por eso es esencial llevar un registro al día que ejemplifique el almacenamiento real.



Para contrarrestar una falta de motivación del equipo se puede dar responsabilidades concretas y de relevancia para el buen funcionamiento de la tienda. Esto permite a los empleados trabajar por un objetivo clave que fomenta la sensación de pertenencia a la empresa y a un equipo.



Beneficios directos en los resultados:

  • Stock actualizado
  • Más compromiso y rendimiento de los empleados
  • Mayor competitividad
  • Mejor imagen empresarial 

En definitiva, si la rotura de stock se produce de forma continuada a niveles elevados se pierde la confianza del cliente y, como resultado, se ha de hacer frente a las pérdidas económicas que siguen. La clave para frenar las consecuencias que se derivan de ello es conocer el tope máximo que no se debe sobrepasar para evitar que afecte de manera significativa al negocio. Para ello, la formación de la plantilla se posiciona como un freno efectivo.