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La tecnología se ha vuelto omnipresente, cruzando trasversalmente todas las áreas de una organización. El smartphone, con todas sus aplicaciones, las noticias, películas y series que consumimos, los productos y servicios que contratamos de manera on line tienen un denominador común: la tecnología.



Si lo llevamos al ámbito laboral, el conocimiento en tecnología marca una clara ventaja competitiva al interior de las organizaciones. Los "early adopters" trasladan las ventajas de la tecnología a la eficiencia en el trabajo o a la calidad de las experiencias que tenemos con distintos públicos objetivos.

La tecnología reinventa cada vez más profesiones y las funciones al interior de las organizaciones, de hecho, la gran mayoría de las tareas que se realizan como parte del trabajo cotidiano ha cambiado drásticamente en los últimos años lo que ha incidido de manera directa en los skills que se necesitan de los profesionales de la era digital.

En este contexto, tener conocimientos sobre cómo funcionan distintas aplicaciones o plataformas digitales on line, el manejo de las redes sociales e incluso algunos conocimientos básicos de programación, son un plus que pueden verse traducidos en en planes concretos de desarrollo de nuestras posiciones, independientemente de nuestro campo de expertise. Así, la tecnología ha supuesto un gran avance en el mundo de las organizaciones y en particular a cómo gestionamos la forma en que trabajamos. 



Actualmente las empresas necesitan estar siempre un paso más allá en tecnología. Lo que impacta hoy puede no hacerlo el día de mañana. Esto nos lleva a preguntarnos si el propio conocimiento de la tecnología aplicada a nuestras funciones es responsabilidad propia del trabajador o de la misma compañía.

Natalia Zuñiga, directora de Marketing y comunicaciones de Randstad nos comenta que “La discusión no debiese estar en quién tiene la responsabilidad de traer el conocimiento, sino que la empresa más competitiva es la que se queda con el mercado. Aquí empresa y trabajadores son esenciales en aportar know how, best practices y también casos en los que no hemos conseguido los resultados esperados. Así es como se destacan las empresas competitivas y con real valor agregado, con talento comprometido con las mejoras de la compañía que se traducen en una mejor oferta en el mercado".

El secreto es encontrar el perfecto equilibrio entre lo tradicional y la innovación; la optimización de ciertos procesos, pero sin perder de vista que hay ciertos "momentos de la verdad" en los que es esencial el toque personal y el contacto humano. ¿estamos al tanto de cuáles son estos momentos en nuestras compañías?