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La productividad es un requisito indispensable para las empresas que quieran destacar en un mercado tan competitivo como el actual. Uno de los procedimientos más habituales para obtener resultados que mejoren el rendimiento interno es apostar por la formación. 

Las empresas deben enriquecer, día a día, las competencias y habilidades de sus trabajadores; una inversión de futuro que aporta múltiples beneficios tanto al empleado como al empleador.  

Ser una empresa competitiva significa tener un equipo de profesionales innovadores, motivados y con ganas de seguir aprendiendo.

La estrategia corporativa de aquellas empresas que optan por la formación de demanda o bonificada se caracteriza por valorar el ambiente de trabajo, la satisfacción y el desarrollo profesional de sus empleados y saben que gracias a ella alcanzarán el éxito en el mercado. 

Tendencias 

El enfoque, la especialización y el desarrollo de una metodología única como sistema para alcanzar el máximo grado de servicio es uno de los objetivos de las empresas. Muchos sectores privados hacen esfuerzos por incorporar sistemas de selección y formación adaptados a sus necesidades concretas. 

Algunas tendencias actuales y vanguardistas en formación tienen que ver con el optimismo, la creatividad y el buen humor. Factores psicológicos que inciden directamente en la motivación de los trabajadores y por tanto, en su productividad. Son muchas las empresas que ofrecen cursos especializados en el desarrollo de habilidades y talentos a través del aprendizaje experimental. 

Su objetivo es que los profesionales aporten a sus compañías nuevos enfoques y dinámicas para poder resolver cualquier situación cambiante o adversa. 

Algunas de las metodologías más frecuentes son las conferencias creativas, el mentoring, sesiones de coaching grupales o la técnica de la “lluvia de ideas” o brainstorming.

Otra herramienta muy utilizada hoy en día para desarrollar la imaginación en ambientes de trabajo y así contribuir a alcanzar mayor innovación empresarial es la técnica de “Los 6 sombreros para pensar”, inventada por Edward de Bono, que consiste en analizar una misma situación desde distintas perspectivas, en concreto, 6 puntos de vista.

Gerald D. Griffin, fundador de Skill Pill, afirma que “la formación no se basa ya tanto en la memorización de teorías de gestión y dirección, sino en buscar la información y refrescar los conocimientos cuándo y cómo sea necesario”.

Y tú, ¿te has beneficiado de algún curso formativo en tu empleo? ¿Consideras estas iniciativas imprescindibles para tu desarrollo profesional? 



Como empresa, ¿valoras la formación de tus empleados un gasto o una inversión?