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A lo largo de la historia, el poder de la oratoria ha sido considerado siempre como una de las formas más importantes para influir en otras personas. Dicen que no hay temas aburridos sino oradores poco entusiastas, incapaces de atraer la atención de quienes les escuchan. Hoy en día, esta capacidad es igualmente valorada. Saber comunicarse es una de las habilidades que las empresas más buscan en los profesionales. 

Stephen Lucas, profesor de Comunicación en la Universidad Estatal de Pennsylvania, EE.UU, y autor del libro "El Arte de hablar en público”, insiste en que esta aptitud mejora el desempeño profesional en las entrevistas de trabajo, reuniones, negociaciones y en las relaciones interpersonales. 

El mundo de los negocios es una esfera donde este talento tiene un papel fundamental. Todo trabajador deberá enfrentarse a exposiciones y presentaciones durante su trayectoria profesional, ya sea ante un equipo, socios, clientes o posibles inversores, por ello, si domina su especialidad y se distinga ante los demás por expresarse correctamente, tendrá una buena parte del éxito garantizado. 

Cómo convertir hablar en público en una fortaleza

Quien sea capaz de comunicarse de forma bien articulada y con sensatez, defenderá mejor sus pensamientos, productos o servicios e influirá positivamente en su entorno. Por ello, siempre es conveniente prepararse frente a cualquier intervención pública, debido a que el conocimiento aporta seguridad.

Expresarse con precisión y sencillez, ser breve, sincero, organizado y usar ejemplos que den credibilidad a los argumentos son algunas pautas básicas para una notable exposición. El inicio de la exposición representa la primera impresión de la audiencia, de ahí la importancia de dedicarle atención y abrir con confianza. Ésta establece el tono de toda la presentación y se debe aprovechar en beneficio propio. 

Por contraposición, el cierre es el último contacto con el público, éste debe resumir el propósito y el contenido del discurso, se debe culminar con una llamada a la acción. Diseñar una ponencia en la que dominen los gráficos en pocas diapositivas o establecer puntos de comparación entre datos expuestos anteriormente, así como entregar un resumen a los asistentes y conceder tiempo para posibles dudas son algunos consejos para mejorar la comunicación en público. 

Nerviosismo positivo y pensamiento crítico

La conducta de hablar en público no es heredada ni recibida genéticamente, sino que se puede aprender y mejorar. La formación es vital para la evolución positiva del trabajador y de la compañía. 

Usar la tensión que se puede sentir ante estas situaciones en favor propio es una técnica muy aconsejable. Así, es posible controlar y retirar las fuerzas de ese sentimiento, dejando de ser una víctima. Hablar bien también requiere aprender a pensar correctamente, es decir, desarrollar un pensamiento crítico que permita tener capacidad para organizar y ver con claridad la relación entre ideas. 

El lenguaje corporal y los pensamientos positivos como la visualización del éxito también ayudan en la consecución de unos objetivos eficientes. 

En Randstad somos conscientes de que un gran porcentaje del éxito profesional depende de las habilidades de comunicación, por ello promovemos metodologías como el ‘coaching’, cuya función es conseguir, a través del aprendizaje, el mayor desarrollo del profesional. 

¿Qué importancia le das a la comunicación en tu día a día y cómo te preparas?

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