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A veces las costumbres de los colaboradores desafían las normas establecidas por las  compañías en las que trabajan. Lo que Leib Lurie, Co-Fundador y ex CEO de la empresa norteamericana de aplicaciones de mensajería One Call Now, no sabía, era que a veces los hábitos de las mascotas de los trabajadores también pueden poner a prueba las normas.

Lo comprobó hace unos años, cuando Ivy, su ovejera alemana, se presentó en su oficina sin ser invitada y supo que estaba ante una disyuntiva cuando esa conducta se convirtió en una costumbre cotidiana. Al poco tiempo, Lurie impulsó un cambio en la política de su compañía, declarándola un ambiente laboral “pet friendly”.



El caso no es el único en Estados Unidos. Muchas otras empresas y start-ups van en esta dirección, como parte de la tendencia para hacer de las oficinas ambientes de trabajo más amigables. El caso de Replacements, situada en Carolina del Norte, es completamente irónico. Siendo el retailer de porcelana más grande del mundo,  Replacements permite que tanto sus empleados como sus clientes, ingresen al lugar  con gatos, perros, conejos, cerdos, y hasta halcones.

Decididos a contradecir la imagen de Tom y Jerry destrozando vajilla y jarrones de porcelana en medio de persecuciones  interminables, en Replacements tienen incluso una página dedicada a las historias que protagonizan las mascotas que día a día asisten a la empresa.



¿Qué sucede con las grandes compañías? Google, pionera como es usual en cuestiones de cultura organizacional y ambiente laboral, se ha declarado una “compañía de perros”.  Lo curioso es que solo dice “de perros”. Así lo destaca su Código de Conducta: “El afecto de Google por nuestros amigos caninos es una faceta integral de nuestra cultura corporativa. Nos gustan los gatos, pero somos una compañía de perros. Por lo tanto, como regla general, creemos que si los gatos visitan nuestras oficinas sería una situación muy estresante”.



Para corroborar que esta tendencia apunta a crecer fuertemente, el hospital veterinario  Banfield, situado en la ciudad de Portland, desarrolló la primera investigación sobre las mascotas en el ambiente laboral. Llamada “PAWrometer” TM y divulgada en marzo de 2016, la investigación revela el impacto positivo que tienen las políticas amigables con las mascotas en el ambiente de trabajo. La investigación, pionera en su campo, se realizó en base a las opiniones de 1006 empleados y 200 directivos de recursos  humanos en un amplio rango de empresas e industrias de los Estados Unidos.



Según los resultados, los ambientes laborales pet friendly potencian la moral de los  colaboradores, reducen el estrés, mejoran los vínculos y las relaciones, el  equilibrio  entre la vida privada -y el trabajo y la productividad pero, por sobre todo, contribuyen a la retención y fidelización de talentos.



Muchos de los directivos de recursos humanos consultados dejaron en claro que es positivo pensar en una política amigable con las mascotas, pero que implementarla tiene sus desafíos. Empleados con alergias o mala relación con los  animales, distracciones o problemas de otro tipo pueden hacer que un ambiente  laboral pet friendly se vuelva caótico. Y no todas las empresas pueden apelar al sentido común de los colaboradores como lo hacen en One Call Now, ni tampoco todas  pueden implementar osadas políticas como la “dog friendly” de Google.



Como sucede con muchas otras cuestiones de innovación disruptiva en materia de  políticas laborales y ambientes de trabajo, la clave es entender dónde está el equilibrio entre lo posible para la cultura local y las características organizacionales de cada  compañía y la competitividad externa en términos de marca empleadora, habida cuenta la creciente relevancia que tienen este tipo de factores a la hora de atraer el talento.



Ya sean perros, gatos o conejos, no solo son las mascotas las que están en el centro de la  discusión, sino la cultura local en la cual se aplican las políticas. Mientras todos podemos imaginar el campus de Sillicon Valley con trabajadores saliendo a almorzar con sus mascotas a la luz del sol, ¿podemos imaginar a cientos de empleados paseando a sus perros o gatos por Santiago o Concepción durante la hora de colación?

Aunque parezca aún algo lejano, hay cuestiones que nos acercan a este tipo de tendencias. Desde marzo de este año comenzó a regir en todo Chile el Registro Nacional de Tenencia Responsable de Mascotas y Animales de Compañía, con el fin de darle una identidad a las mascotas y protegerlas ante el abandono, extravío, robo y maltrato. Incluso, si no se cumple esta normativa existen multas que van desde 1 UTM ($47.301) a 30 UTM ($1.410.030), dependiendo del estado en el que se encuentre el animal. Si se presenta reincidencia el responsable podría recibir el doble de la multa y/o perder al animal.



El debate está planteado y las empresas de vanguardia en el mundo están avanzando hacia un ambiente laboral amigable con las mascotas. El tiempo dirá si el resto puede, o debe, seguir sus pasos.

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