Man and woman talking. Japan. Primary color: yellow.
Man and woman talking. Japan. Primary color: yellow.

En las empresas de hoy conviven personas con trayectorias, estilos y expectativas laborales muy distintas. Algunas iniciaron su carrera en oficinas sin computadores y con jerarquías rígidas. Otras nacieron con internet en la palma de la mano, buscan flexibilidad y tienen una relación mucho más horizontal con el trabajo.

Esta convivencia intergeneracional, lejos de ser un obstáculo, se ha convertido en uno de los grandes desafíos —y oportunidades— para las organizaciones modernas.

Diversidad generacional: una realidad cada vez más evidente

No es raro ver en un mismo equipo a una persona que valora la puntualidad y el trabajo presencial, junto a otra que prioriza el cumplimiento de objetivos desde cualquier lugar del mundo. Mientras algunos prefieren las reuniones cara a cara y los correos extensos, otros optan por mensajes breves en Slack o WhatsApp.

Las diferencias también se reflejan en las expectativas laborales:

  • Algunos trabajadores aprecian la estabilidad, la trayectoria y los beneficios tradicionales.
  • Otros buscan constantemente nuevos retos, crecimiento acelerado y sentido de propósito en lo que hacen.

Además, hay brechas en el uso de herramientas tecnológicas, en la manera de recibir feedback o en el estilo de liderazgo que esperan.

Cuando la diferencia se gestiona bien, se convierte en ventaja

En lugar de intentar uniformar a los equipos, las empresas que logran entender y valorar las diferencias generacionales pueden capitalizar una serie de beneficios:

1. Mayor innovación y creatividad

Equipos diversos en edad aportan distintos puntos de vista, lo que enriquece la toma de decisiones y la solución de problemas.

2. Transferencia de conocimiento bidireccional

La experiencia de quienes llevan años en el rubro se complementa con las nuevas habilidades y visiones frescas de quienes recién comienzan.

3. Mejor adaptación al cambio

Los equipos intergeneracionales son más resilientes, ya que combinan estabilidad con agilidad.

4. Cultura organizacional más inclusiva y colaborativa

Fomentar un entorno donde todas las personas se sientan valoradas, sin importar su edad, impacta directamente en el compromiso y el clima laboral.

Buenas prácticas para trabajar con diferentes generaciones

  • Diseñar planes de desarrollo flexibles, adaptados a distintos momentos de vida y carrera.
  • Fomentar el respeto mutuo y la colaboración, destacando que todas las personas pueden aprender de todas.
  • Impulsar programas de mentoría cruzada, donde quienes tienen más experiencia y quienes dominan nuevas tecnologías se retroalimentan.
  • Capacitar en liderazgo intergeneracional, para que los líderes puedan conectar con perfiles muy distintos y potenciar lo mejor de cada uno.

Según el Randstad Workmonitor 2025, el deseo de crecer es común a todas las edades, el 81% afirma que la formación y el desarrollo son importantes para ellos en su puesto actual o cuando buscan un nuevo empleo

El desafío está servido. La oportunidad también.

Hoy, más que nunca, la edad no debe ser un factor limitante, sino una dimensión más de la diversidad organizacional. Las empresas que logren integrar esta variable en su cultura, sus procesos y su liderazgo, estarán mejor preparadas para enfrentar el futuro del trabajo.

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