Para nadie es una novedad que los avances tecnológicos han influido enormemente en las organizaciones, provocando efectos positivos en aspectos como eficiencia, comunicación, capacitación y flexibilidad. Sin embargo, el desarrollo de las TIC también ha traído consigo la preocupación constante por la automatización, el reemplazo del trabajo o la extinción de determinadas tareas. Basta con mencionar que más de la mitad de los chilenos piensa que su actual labor será automatizada durante la próxima década, cifra que a nivel mundial solo es superada por India (70%); China (68%); México (56%); y Turquía (54%), de acuerdo al Workmonitor de la consultora Randstad.



Al respecto, Viviana Zamorano, IT consultant, señala que la evolución de este tipo de herramientas es precisamente lo que permite que el ser humano se vaya desmarcando de funciones mecánicas y siga desarrollándose laboralmente. “Como las tecnologías ayudan a elevar la productividad, se genera un escenario más competitivo, el que exige a los profesionales enfrentar constantemente retos y poner en práctica nuevas habilidades, por lo que deben mantenerse actualizados, vigentes y ser capaces de adaptarse a los incesantes cambios del mercado, lo que es positivo en términos profesionales”, afirma.



Por otro lado, la experta sostiene que la tecnología contribuye más a la creación de nuevas plazas de trabajo que al reemplazo de ciertas tareas. “Si aumentan las estructuras digitales o robóticas, por ejemplo, se requerirán más expertos e ingenieros que deban ocuparse de este tipo de tareas”, sostiene Viviana.  Internet ha sido fundamental en el surgimiento de curiosas y exigentes profesiones, las cuales hace diez años eran inimaginables. “Me refiero a pilotos de drones, especialistas en protección de datos, webmasters y analista digital, empleos que han sido generados principalmente por la necesidad que hoy en día tienen las compañías de marcar presencia en el mercado digital y estar preparadas para optimizar las relaciones virtuales con los clientes”, asegura.



Pero de acuerdo a la ejecutiva, no solo ha sido Internet el que ha supuesto nuevos puestos de trabajo, sino que los desarrollos en biotecnología, ingeniería genética o robótica, también comienzan a aportar nuevas estructuras de empleo que serán decisivas para la creación e innovación en las sociedades del futuro. Así, “se demandan y valoran profesionales con plena formación digital, pero con alta capacidad de resolución de problemas. Se trata de una función cognitiva, incapaz de ser llevada a cabo por máquinas y muy productiva para las organizaciones. Posiciones que requieren creatividad, comunicación empática, entablar relaciones interpersonales y tomar decisiones serán difícilmente reproducibles por un algoritmo, que simplemente puede potenciar o ayudar a realizar esas tareas”, finaliza.

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