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Luego de que en 2015 la Construcción viviera un boom a raíz de la extensión del pago del IVA en la venta de viviendas, el lento desempeño de la economía ha desencadenado una baja en la actividad, acompañado de un menor optimismo entre los empresarios del rubro. Y es que los números han caído, de hecho, el Índice Mensual de Actividad de la Construcción (Imacom) registró un crecimiento del 1% anual en agosto, la cifra más baja desde marzo de 2015, cuando el indicador aumentó un 0,24%; lo que hace que el momento actual sea mirado con bastante escepticismo por los expertos, configurando un escenario que inevitablemente golpea al mercado laboral y la percepción de sus trabajadores.



Así, de acuerdo al último Workmonitor, estudio de tendencias del mercado del trabajo de Randstad, en el tercer trimestre (3T) del año la satisfacción laboral en Construcción registró 65%, una baja de 11 pts. en relación al mismo periodo del año anterior, lo que refleja la caída en el número de trabajadores “a gusto” o “muy a gusto” con su actual empleador. Asimismo, la rotación laboral, o porcentaje de trabajadores que afirma haber cambiado de empleo durante el último semestre, alcanzó 31%; representando un alza de 16 puntos porcentuales (pp) respecto al 2T de 2016 (15%); mientras que se muestra estable en comparación al resultado obtenido hace exactamente 1 año (31%).



Esta alza en la rotación laboral en una industria que se mueve principalmente por proyectos, demuestra que sus profesionales están optando por cambiar de sector. Así lo refleja el aumento significativo de trabajadores buscando activamente un nuevo empleo, que llegó a 23% durante el tercer trimestre de 2016, 11 pp más que el periodo inmediatamente anterior y 13 más que hace 12 meses. Si bien en ediciones anteriores vimos que los empleados se mantuvieron en su posición influenciados por la desconfianza en encontrar un nuevo trabajo en el mediano plazo, fenómeno que provocó una caída en el Índice de Movilidad Laboral en Construcción, hoy han decidido dejar la postura más conservadora y arriesgarse a buscar nuevas opciones.



Si a esto sumamos que la venta de viviendas nuevas durante el 3T sufrió una baja de 42,6% en comparación al mismo periodo del año anterior y, como consecuencia, hay una disminución en la oferta de nuevos proyectos inmobiliarios; el panorama se completa con que, a nivel general, el desempleo del sector superó el 9%, lo que no ocurría desde junio de 2015 cuando la tasa de desocupación se ubicó en 9,2% y que, según proyecciones de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), la cifra superará el 10% en 2017. En línea con lo anterior, el Workmonitor de Randstad refleja un alza del número de trabajadores con “gran” miedo a perder el empleo, que alcanzó 19% en esta edición versus 6% el trimestre pasado.



A pesar de que estas cifras no son muy auspiciosas; hay que ser optimista en cuanto a que se dará una recuperación gradual del rubro, ya que los escenarios como este son estacionales y responden a ciclos económicos. Hay que tener en cuenta que la industria es de naturaleza cambiante y que -sin desconocer que la contingencia del país influye en el comportamiento de la misma- es fundamental ser capaz de reinventarse y mirar los ciclos recesivos como una oportunidad, ya que las compañías deben medir su desempeño por su capacidad de transitar por escenarios complejos. Además, recientemente algunos economistas proyectaron un repunte de la inversión durante 2017 y un mejor desempeño del sector inmobiliario, por lo que solo queda innovar y apostar por los nichos que se están abriendo constantemente.

Imagen / Pixabay