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Tener un buen curriculum vitae es esencial para tener éxito en la búsqueda de un empleo. Hoy en día existen infinidad de variables y modelos diferentes para presentar este tipo de documento profesional, desde un resumen esquemático donde se plasme la experiencia académica y laboral, hasta una presentación redactada en detalle y más personal, llegando incluso hasta las presentaciones adaptadas a la era digital como el video.

Tan importante es elegir el formato adecuado como seleccionar qué información incluir y cuál eliminar, así como potenciar ciertas habilidades en detrimento de otras dependiendo de los requerimientos del puesto al que se acceda. Aquí es donde entra en juego la taxonomía de Bloom.

¿En qué consiste la taxonomía de Bloom?

Este conocido modelo de aprendizaje nace en 1948, cuando el psicólogo Benjamin Bloom crea una categorización de las diferentes competencias que una persona va adquiriendo en el proceso de estudio, ordenadas en función de la dificultad que tiene alcanzarlas. Con el paso de los años, esta metodología ha ido evolucionando y revisándose para, finalmente, definir las siguientes etapas: recordar, comprender, aplicar, analizar, evaluar y crear.

Lo más interesante de estas fases es que a cada una se le asigna una serie de verbos que la representan para que, de esta forma, sea sencillo e intuitivo saber en qué estadio del aprendizaje o la formación nos encontramos en cada momento. Por ejemplo, si estamos capacitados para comprender un determinado software, podremos explicarlo o hacer preguntas sobre él, pero aún no seremos capaces de defender, criticar o teorizar al respecto.

La lista de verbos correspondientes es larga y abierta, pero los más importantes serían los siguientes:

– Recordar: listar, reproducir, utilizar, observar, repetir, reconocer.

– Comprender: explicar, parafrasear, interpretar, comparar, preguntar.

– Aplicar: clasificar, simular, producir, solucionar, dibujar, manipular.

– Analizar: resumir, contrastar, diferenciar, investigar, priorizar.

– Evaluar: ordenar, reseñar, defender, concluir, criticar, recomendar.

– Crear: modificar, diseñar, planificar, revisar, teorizar, transformar.

Tan necesaria es esta herramienta en el plano educativo como aplicable en el mundo profesional. Concretamente, resulta muy útil a la hora de clasificar las competencias profesionales en un currículum vitae.

¿Cómo aplicarla en la elaboración de un CV?

Si analizamos las claves que debe tener un currículum, no se puede dejar a un lado la necesidad de una buena redacción. Para la mayoría de las empresas, el punto ideal se encuentra entre el clásico CV el resume utilizado en Estados Unidos. Estos dos formatos se diferencian sobre todo por su extensión y detalle. Mientras que el formato norteamericano ocupa solo una página y está esquematizado, el modelo tradicional puede ocupar dos o tres páginas y en él se detallan cuestiones como los logros y/o las habilidades profesionales.

Una vez se ha acotado la información a incluir y el formato, lo siguiente es elegir el lenguaje adecuado. Por muy esquemático que sea el resumen profesional, las frases utilizadas deben estar escogidas estratégicamente con detalle y cuidado. La redacción debe ser clara y precisa, utilizando un léxico apropiado.

En muchas ocasiones, el manejo de ciertas herramientas o algunas habilidades reflejadas en el curriculum vitae quedan difusas y los profesionales de Recursos Humanos no pueden valorar la verdadera capacidad que posee el candidato.

Para no caer en este error y poder transmitir las habilidades de manera adecuada, es bueno disponer de un baremo (conjunto de normas establecidas convencionalmente para evaluar algo) que pondere objetivamente cada destreza. Por ello, al utilizar en el CV los verbos plasmados en la taxonomía de Bloom, sabremos de forma objetiva en qué fase estamos de la escala de aprendizaje y, por tanto, qué podemos ofrecer a la empresa y qué aspectos debemos seguir mejorando.

¿Cómo debemos utilizarlos? Si la idea es plasmar las habilidades a modo de listado, estas se pueden emparejar directamente con los verbos de cada fase y si, por el contrario, el modelo de CV es redactado, se podría expresar de forma detallada: se dispone de un conocimiento aplicado del paquete Office (sabiendo clasificar, solucionar, manipular, etc.).

¿Qué ventajas tiene la aplicación de la taxonomía de Bloom?

Aplicar la taxonomía de Bloom a la hora de elaborar nuestro CV no es una tarea difícil y, sin embargo, le aportará un gran valor. Poniendo atención a los detalles, la imagen reflejada será mucho más profesional y diferencial. ¿Quieres conocer cuáles son las ventajas más importantes de aplicar este método?

  • Demostrar seriedad e implicación. Tener un lenguaje conciso y apropiado refleja una imagen profesional. Además, las empresas verán que se trata de un candidato con las ideas claras e implicado en dar lo mejor de sí, cualidad que puede extenderse a todo el trabajo que esa persona desempeñe en su empleo.
  • Ofrecer un CV atractivo. Otra gran ventaja está en la sensación que se tiene al leer el currículum, que es muy importante para captar la atención de los profesionales de RRHH encargados de leerlo. Es muy popular la frase “tan importante es saber algo como demostrar que lo sabes” y, en este caso, es lo que se busca en el extracto profesional. Disponer de una serie de habilidades es muy importante y beneficioso, pero de nada servirán si no se transmiten adecuadamente durante el proceso de selección. Por ello, utilizar el léxico de la taxonomía de Bloom dará una imagen precisa de tus competencias profesionales.
  • Mayor nivel de autoconocimiento. Pararse a pensar en el nivel que se posee en cada competencia ofrece un grado de autoconocimiento que no se adquiere mediante una evaluación tradicional. Tener consciencia de uno mismo y de qué sabemos o dejamos de saber es un elemento crucial para desempeñar bien nuestro trabajo en cualquier entorno.

Caminando hacia un modelo común

Queda claro que estructurar un CV y emplear en él un lenguaje conciso agiliza los procesos de selección, ya que resulta más comprensible a los profesionales de RRHH. Entonces, si este modelo resulta tan efectivo, ¿por qué no aplicarlo a todos los modelos de currículums y convertirlo en una pauta más?

Si se siguiera esta regla y se adaptara una estructura común a todos los extractos, el proceso resultaría enormemente más rápido y eficaz, al seguir las mismas pautas para evaluar el grado de competencias que se poseen.

Del mismo modo que se está empezando a implantar un modelo de currículum ciego en muchos países, la taxonomía de Bloom podría aplicarse como norma general a la valoración de competencias.

Y tú, ¿crees que es beneficioso aplicar la taxonomía de Bloom?