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Cuando llega la hora de enfrentar una entrevista de trabajo, aumenta la preocupación e interés por ofrecer respuestas directas y consistentes, con el objetivo de demostrar la mejor faceta de uno mismo. Sin embargo, es imposible predecir exactamente cuáles serán las preguntas que realizará el entrevistador; mientras que la respuesta más adecuada dependerá del cargo al que esté postulando la persona, de la cultura de la compañía y del estilo de liderazgo de quien sería su jefe directo.

Por eso, para gestionar la inquietud generada por la entrevista, es recomendable realizar una preparación previa anticipando las respuestas a las posibles preguntas del entrevistador. Es importante evitar la improvisación, ya que esto puede dar lugar a un posible titubeo o bloqueo. No obstante, es esencial mantener una actitud natural y ser honestos en todo momento.

¿Cuáles son tus puntos fuertes?

Definir y vislumbrar los aspectos positivos en la personalidad de cada uno puede ser una tarea compleja porque requiere de un ejercicio de autocrítica bastante profundo. Además, la ambigüedad de lo que cada persona considera positivo no ayuda. Para facilitar esta labor, los psicólogos Martin Seligman y Christopher Paterson crearon una selección de fortalezas y virtudes personales aplicable a cada ser humano. Tras un largo proceso de documentación, encontraron un grupo de características clave que denominaron virtudes y están presentes en todas las grandes religiones, filosofías y tradiciones culturales del mundo.

Así, y para definir de forma precisa cuáles son tus fortalezas, desarrollaron el test VIA, el cual puede ser realizado desde la página web de la Universidad de Pennsylvania y es de gran utilidad para conocer ¿cuáles son tus puntos fuertes? y, en caso de ser preguntado por ello en una entrevista de trabajo, disponer con exactitud de dicha información.

Esta pregunta suele venir precedida de “¿cuáles son tus puntos débiles?”. Pero, ¿qué buscan saber los entrevistadores con estas preguntas?

  • Si tus fortalezas están en línea con las habilidades requeridas para el puesto.
  • Saber si eres consciente y capaz de hablar sobre ti mismo con confianza.
  • Encontrar cualidades que te hagan resaltar sobre el resto de candidatos.
  • Evaluar tus habilidades de comunicación.

A simple vista, puede parecer sencilla porque se trata de ensalzar lo mejor de cada uno, pero encontrar el equilibrio para dar una buena sensación al entrevistador requiere de un estudio previo. Responder con humildad puede dejar las habilidades subestimadas, y remarcarlas demasiado puede dar la sensación de arrogancia.

Proyectar las debilidades como virtudes potenciales

Cuando el encargado de realizar la entrevista pregunte sobre tus debilidades, no pretende poner a prueba tu honestidad ni conocer cuáles son tus áreas de mejora; su verdadera intención es saber cómo has hecho frente a los obstáculos que han surgido en el pasado. Todas las personas tienen habilidades menos desarrolladas, pero la manera de enfrentarse a ellas y adoptar medidas para mejorarlas, son indicadores que permiten al entrevistador saber cómo te desenvuelves en estos aspectos y tu actitud frente a las críticas. Se da por sentado que, al pasar a formar parte de una empresa, necesitarás un periodo de aprendizaje para adaptarte al esquema de trabajo y una actitud abierta facilita este proceso.

Para saber cómo proyectar de forma positiva tus debilidades aquí tienes unos aspectos a tener en cuenta:

  • Conoce tus debilidades: si no sabes qué aspectos debes mejorar, puedes probar a hacer un cuestionario de personalidad, como el test VIA, y los resultados te acercarán a conocer cuáles son tus fortalezas y debilidades específicas.
  • Sé honesto, pero no menciones habilidades básicas: Es recomendable hacer un análisis de la descripción del puesto para ser selectivo con las debilidades y fortalezas que vamos a mencionar en la entrevista. Ser claro y conciso con la información que aportas tendrá resultados positivos en la entrevista y facilitará la tarea al reclutador.
  • Habla sobre cómo te has sobrepuesto a tus debilidades: este aspecto debe ser tratado con precaución, ya que hay que dar argumentos sólidos. En caso de que los hechos denoten una actitud de voluntariedad y superación si tendría un efecto positivo. Por el contrario, puede resultar contraproducente mencionar otras debilidades que no tienen relación con el puesto.
  • No prepares una respuesta exacta: es lógico que quieras preparar cada posible pregunta de la entrevista, especialmente las más intrincadas como la que proponemos en este artículo. Piensa sobre tus debilidades con antelación, pero no ensayes ninguna respuesta. Es posible que el entrevistador pueda notar un cambio respecto al resto de la conversación y es preferible ser natural, claro y mantener la coherencia del discurso.
  • Menciona sólo las debilidades relacionadas con el trabajo: confesar que tienes un alto grado de autocrítica o que tu concentración puede mermar cuando hay mucho ruido en el ambiente son debilidades válidas para una entrevista de trabajo. Mencionar aspectos del entorno personal que puedan repercutir sobre el trabajo está bien, pero es recomendable omitir todo aquello que no tenga relación directa con el puesto. También es aconsejable dejar a un lado cualquier situación personal que pudiese afectar negativamente al desempeño del trabajo.
  • Evita apuntar que eres perfeccionista o que trabajas muy duro: los entrevistadores escuchan respuestas como estas todo el tiempo, por lo que es mejor centrarse en cómo conseguiste sobreponerte ante un desafío profesional y explicar por qué, gracias a él, ahora eres mejor y dicha experiencia te sirvió para aprender.

Los cuestionarios para las entrevistas son diferentes en cada empresa, ya que cada una tiene una serie de requisitos propios a la hora de elegir a un nuevo integrante del equipo, y estos varían en función del puesto que se vaya a desempeñar. No obstante, esta pregunta suele ser una constante en las entrevistas de trabajo para casi cualquier puesto porque muestra aspectos muy importantes sobre la personalidad del candidato.

Esta parte del proceso de selección depende de dos aspectos a tener en cuenta: la naturalidad y honestidad con la que el postulante responda a las preguntas formuladas y la intuición necesaria para saber cómo transformar las debilidades en fortalezas potenciales.