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Sin duda, el aumento de las expectativas de vida de los chilenos, estipulado en 7 años para los hombres y en 8 para las mujeres, repercutirá en el mercado laboral, tanto en la generación de trabajo y retención de talento senior, como en la posible reconfiguración de las políticas de jubilación. Ante este escenario, en noviembre de 2015 la Superintendencia de Pensiones publicó nuevas tablas para calcular el retiro de los afiliados, lo que provocará una baja de 2% en los montos de las asignaciones de los chilenos desde julio de este año, razón por la cual Randstad, realizó un panel de discusión para analizar esta y otras temáticas.



En este sentido, los departamentos de Capital Humano tendrán que estar atentos a los cambios que se generen, primero, porque una modificación al sistema de pensiones repercutirá directamente en la gestión de personas desde el punto de vista administrativo y, segundo, porque será fundamental que las áreas de Desarrollo Organizacional creen planes estratégicos que apunten a retener y desarrollar talento mayor de 55 años, dando oportunidades de retiro tardío para evitar que los fondos se agoten de manera temprana. Esto tomando en cuenta que 39% de los chilenos afirma que planea retirarse de su empleo entre los 65 y 70 años, cifra que aumenta a 51% en hombres y llega a 28% en mujeres (59% de éstas se inclina por el rango de 60 a 65 años)[1], lo que cobra sentido si se considera que, de acuerdo a un informe de la OCDE, solo con postergar 5 años la edad de jubilación de las trabajadoras chilenas, su pensión subiría en promedio 50%.



Por otro lado, y de acuerdo al mismo estudio, los chilenos que cotizan durante dos tercios de su vida laboral alcanzan una pensión que equivale al 35,7% de su sueldo en el caso de los hombres y al 28,9% en el de las mujeres; mientras que en los países que componen la Organización, este porcentaje llega a 52,1% y a 51,7% respectivamente. 

Sin embargo, la calidad de vida ha mejorado considerablemente y hoy los mayores de 50 años tienen un envejecimiento activo, por lo que están plenamente vigentes en el  mercado del trabajo, no tan solo por el valor agregado y la experiencia que pueden entregar, sino también porque su productividad y el grado de compromiso que adquieren con la compañía es enorme. Entonces vale la pena preguntarse qué debemos hacer para alcanzar mejores estándares en la jubilación de los chilenos y cómo dialoga el mundo privado y público para que el diseño, conducción y evaluación de las acciones y programas que se desarrollen, reflejen el nuevo escenario de la composición de la población en Chile.



[1] Workmonitor, estudio de tendencias del mercado del trabajo de Randstad (1er. trimestre 2015).